Buscar

Alejandro Sokol

Huellas de una entrevista

Lejos de lo que puede imaginarse gran parte del público sobre cómo debe vivir una estrella de rock, Alejandro Sokol habitó una casa de la localidad bonaerense Malvinas Argentinas durante un tiempo en sus últimos años de vida. Con un Renaut 4 que lo transportaba a sus incursiones porteñas, El Bocha, como lo llamaban sus seguidores, vivía al día pero no se lo veía desesperado. Hacia allá fuimos, a principios de 2006, para escuchar su posición sobre el episodio que había marcado para siempre al mundo del rock: la tragedia de Cromañón. Foto: Julieta Gómez Bidondo.

Además, indagamos en otras cuestiones como su rol en el escenario al frente de una banda y el presente creativo del rock nacional. La entrevista se dio en el marco de un quiebre en su vida. Comenzaban los problemas que lo alejarían del grupo Las Pelotas, que hasta entonces lo tenía como cantante junto con Germán Daffunchio. Y en sus silencios se dejaba entrever que empezaba a buscar otras alternativas. El Vuelto, su última banda, era un proyecto que estaba germinando en sus horas de sueño.

- ¿Por qué siguen tocando después de Cromañón?

-¿Por qué no vamos a seguir tocando? Sí, fue una tragedia, se sabe. Pero a nosotros dentro de todo no nos afectó tanto, las cosas se han frenado, pero seguimos laburando. A los que más les jodió fue a las bandas más chicas, que no encuentran lugares donde tocar. Creo que lo que pasó en Cromañón debería ser mucho más investigado y mejor analizado para que Callejeros pueda volver a tocar. Me parece que hay cosas que falta esclarecer. Es una mierda que haya pasado, pero los muertos pesan. Se murió mucha gente. Alguna vez vino el baterista de ellos a hablar a la sala, pero nosotros nunca pensamos hacer un show para las víctimas con ellos, no queríamos. Como no sabíamos bien qué había pasado, no nos quisimos poner de un lado o de otro.

- ¿Cambió en algo la relación con el público, hubo algún replanteo?

-Replanteo no hubo. Lo único que se aclaró es que no se permitirá usar pirotecnia en los shows, por el simple hecho de que se pueda quemar una persona, además de un boliche. Igualmente en los shows sigo sintiendo lo mismo: una franqueza y una honestidad de querer pasarla bien, de divertirse. Un acuerdo mutuo entre nosotros y el público que no es violento. En ese sentido, no cambiamos. Siento que nuestro público quiere divertirse, pasarla bien y escuchar música. Hasta ahora no tuvimos inconvenientes grandes con el público. Algunas veces se nos fue de las manos en el interior, con gente que no era nuestro público fiel. Por ejemplo, una vez en Tucumán hubo algunos desmanes, una diversión un poco densa. Aunque creo que es respetable también, cada uno se manifiesta como puede y mejor le sale. Puede ser que ahora haya más violencia, más desmanes, pero creo que es por las cantidades que vienen a vernos, porque ahora hay mucha más difusión del rock.

- ¿Creés que eso les pasó a Los Redondos con el crecimiento de público?

-También me parece que tiene que ver con lo que vos generás desde el escenario, porque se puede movilizar mucho. No quisiera que nos pase nunca. Hay que manifestarse en contra de los desmanes que puedan suceder dentro de un recital. Si vos ves que hay gente pegándose, tenés que parar la música, no importa que sean muchos. Si lo percibís, eso no te puede gustar. Tenemos que estar de acuerdo en que venimos a escuchar música. Pelearse, escupir o robar son cosas que no hay que permitir que sucedan en un recital de rock.

(La nota completa en Especial # 6 Jazz - Rock de Sudestada - Julio 2012)

Comentarios

Autor

Ignacio Portela