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Nota de Tapa

¿El final de ETA?

2011 es un año clave para la historia política de Euskal Herria. Al alto el fuego anunciado por ETA se suma la aparición de Sortu como nueva fuerza abterzale y el inesperado éxito electoral de Bildu, la coalición de izquierda que parece no tener techo. El nuevo escenario político que se abre propone el enigma de conocer el futuro de ETA: ¿aceptará ocupar un espacio marginal en el nuevo proceso, cederá el protagonismo a la izquierda abertzale o asumirá la decisión de disolverse?

ETA. Alto el fuego

La puesta en escena no difiere demasiado de ocasiones anteriores. En segundo plano de una transmisión televisiva apenas distorsionada, se asoman las banderas de Euskadi, de Navarra y la del Rey Sancho Garcés, con un águila negra en el centro. Completan la secuencia de dos minutos y veinte segundos el anagrama histórico de la organización Euskadi Ta Askatasuna (ETA, o País Vasco y Libertad, en euskera) y la consigna de siempre, Bietan Jarrai, Adelante con los dos, en referencia a la decisión de darle continuidad a la lucha tanto en el frente militar (el hacha) como en el político (la serpiente). Monopolizan el plano tres etarras encapuchados y ataviados con txapelas negras, el puño izquierdo en alto, y un comunicado que acaban de leer y difundir como primer paso en busca de "una solución justa y democrática al secular conflicto político". La misma voz monocorde que repite el texto en dos idiomas, puntualiza que esa solución llegará "a través de un proceso democrático que tenga la voluntad del Pueblo Vasco como máxima referencia y el diálogo y la negociación como instrumentos". Y añade después: "Como resultado del proceso, la ciudadanía vasca debe tener la palabra y la decisión sobre su futuro, sin ningún tipo de injerencia ni limitación". Por último, el etarra afirma ante la cámara que su organización ha decidido declarar "un alto el fuego permanente y de carácter general, que puede ser verificado por la comunidad internacional. Este es el compromiso firme de ETA con un proceso de solución definitivo y con el final de la confrontación armada". Como conclusión, señala que es tiempo de actuar "con responsabilidad histórica" y hace un llamamiento a las autoridades de España y Francia para que "abandonen para siempre las medidas represivas y la negación de Euskal Herria. ETA no cejará en su esfuerzo y lucha por impulsar y llevar a término el proceso democrático hasta alcanzar una verdadera situación democrática en Euskal Herria".

Para la prensa española, para el gobierno de Madrid y sus personeros, ninguna novedad se desprende del anuncio del 10 de enero de 2011. Todo es más de lo mismo y priman la desconfianza y el recelo ante el nuevo mensaje del grupo independentista vasco. Pero en Euskal Herria, en cambio, el mensaje se lee entre líneas, se escucha con un semblante distinto. La opción de ETA por el fin de la confrontación armada no hace otra cosa que confirmar el profundo cambio de rumbo de la izquierda abertzale, aquella identificada con la lucha por la independencia y el socialismo en el País Vasco, la misma que fue reprimida y castigada durante décadas por el franquismo, la que eligió el camino de la lucha armada para exigir la autodeterminación de su pueblo, aquella que entiende, ahora, después de años de proscripción política y bloqueo legal, que una nueva etapa histórica se abre detrás de ese alto el fuego "permanente, general y verificable". El comunicado televisivo es continuidad del antecedente del 10 de septiembre de 2010, cuando ETA anunció la suspensión de las "acciones armadas ofensivas" y ratificó su apuesta por un proceso democrático; pero también es el prólogo de un nuevo tiempo. El verdadero punto de partida para un año singular en la historia vasca: el año en que la política parece haber desplazado a las armas en su rol protagónico...

(La nota completa en la edición gráfica de Sudestada Nº 103 - octubre 2011)

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Autor

Hugo Montero