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Dosier # 2

Mundo Villa: Un crimen, un proyecto

Ignorado por algunos medios, Adams Ledezma persiste en la memoria de los vecinos y sus seres queridos como icono de lucha y periodismo villero. Desde su actividad como delegado de la Villa 31, y a través de su oficio como corresponsal, su reclamo impostergable rompió barreras y prejuicios. A seis meses de su asesinato, su obra es continuada por compañeros y familiares, dispuestos a seguir batallando para que su nombre no pase al olvido.

1. El hecho. Una denuncia. Las hipótesis

En la oscura noche del 4 de septiembre de 2010, alguien golpeó la puerta de la habitación de Ruth Torrico. Eran cerca de las cinco de la madrugada cuando logró despertarse y atender el llamado. Era un vecino que había conseguido entrar a su casa, en la Villa 31 de Retiro.

Preguntó por Adams.

-Está durmiendo abajo -respondió.

-No, no está.

-¿Y dónde está?

-Está ahí afuera, tirado.

Ruth se rió. Pensó que era una broma. Como a sus nenes más chiquitos no les gusta dormir solos arriba, ella había ido con ellos esa noche. Y a él lo había dejado abajo, durmiendo.

-No, comadre, le hablo en serio -dijo el vecino, y las lágrimas comenzaron a resbalarle por las mejillas.

Ruth bajó como un rayo y abrió la puerta lo más rápido que pudo, pero Adams no se encontraba allí. La puerta delantera de la casa estaba cerrada con candados. Ruth los rompió y salió, seguida por su hijo mayor. Es en ese instante cuando, tendido en el suelo, vio a su esposo, herido y ensangrentado. Dos policías con un patrullero ya estaban en el lugar del hecho. Pero Ruth gritaba y pedía ayuda, mientras que su hijo, Israel, no sabía si su papá estaba vivo o muerto. La ambulancia no llegaba.

Al ser delegado de la manzana 99 en la Villa 31, Adams Ledezma ya estaba acostumbrado a las llamadas de los vecinos a cualquier hora por emergencias barriales. Que la luz, que el agua, que las peleas, los caños rotos. Adams estaba disponible las veinticuatro horas, siempre preparado para ayudar, escuchar, comprender y actuar. Como si fuera poco, también era periodista: corresponsal del periódico Mundo Villa e impulsor del proyecto Mundo Villa TV.

Alrededor de las 3.30 de esa madrugada, un vecino lo llamó. Un corte de luz. Adams tanteó su buscapolo, salió y cerró la puerta con candados. Fue la última vez que pisó su hogar, porque, al rato, herido pero todavía vivo, se desplomó a cincuenta metros de su casa como consecuencia de las dos puñaladas que había recibido.

Sin embargo, la ambulancia no se hizo presente al instante. Ni a los veinte minutos, o a los treinta; como tampoco a la hora, ni a la hora y media. Este es un reclamo obstinado, inagotable y tenaz por parte de los vecinos de todas las villas de Capital Federal. Muchas ambulancias no quieren entrar a estos sitios. Por temor, prejuicio, porque es peligroso. Y mientras quienes las manejan se debaten si ingresar o no, la gente muere. La denuncia de los vecinos es sencilla, sin muchas vueltas: si nadie va a entrar, entonces que se destine una ambulancia por villa, puesta al servicio de los choferes y enfermeros de cada barrio. Ledezma era uno de los principales impulsores del reclamo, pero también sufrió las mismas consecuencias...

Finalmente, la ambulancia apareció después de dos horas. Ruth los insultó; con rabia, con bronca, porque tardaron en llegar. Porque la historia habría sido distinta, si no se lo hubiera dejado agonizar, ahí tirado en la calle.

Los insultó, porque cuando llegaron fue para tocar el cuerpo, y sentenciar:

-Ya está muerto.

"En principio, lo que a nosotros nos dicen es que se trató de una trifulca nocturna, con dos chicos que estaban en la esquina -explica el Secretario de redacción de Mundo Villa, Joaquín Ramos-. Nosotros, a la hipótesis que más adherimos es a una situación de inseguridad que hay en el barrio, que hay en todos los barrios; que hay muchos chicos frente a la situación de la droga, donde hay una ausencia del Estado. Hay sospechas en cuanto al culpable y se está esperando que salga. Pero es todo muy confidencial".

Varias son las hipótesis que circularon en torno al crimen: ajuste de cuentas, problema de tierras, emboscada, drogas.

Pero Joaquín Ramos es claro al respecto: "Se habló mucho, en principio, que fue causa de su investigación en Mundo Villa por tema de drogas y demás, pero realmente eso lo veo medio vacío, en función de que nunca trabajamos esos temas puntuales del narcotráfico, sino más bien sobre cuestiones sociales y falencias del barrio; apuntamos a destacar los aspectos culturales de los vecinos, de los distintos integrantes de las villas".

También es contundente Mario Aguilar, corresponsal de la Villa 31 y amigo de Adams: "Lo de la emboscada es mentira. Totalmente mentira. ¿Cómo va a ser una emboscada si se llevaba bien con todos? Imposible. Yo pienso que los medios, con tal de vender la noticia, te difunden cualquier cosa. Ahí te dicen que fue por tierras, por droga, pero la realidad es que no es así. A cualquiera le hubiera pasado eso. A cualquiera. Quiso sacar a los chicos, que no estaban en buenas condiciones, y pasó lo que pasó. No es que a él lo seguían o tenía problemas. Eso es mentira".

Ambos coinciden en un punto: para que el asesinato de Adams Ledezma fuera noticia, era necesario que hubiera alguna de estas causas circundantes. De lo contrario, es imposible darle valor a la muerte de un periodista boliviano que, además, vivía en una de las tantas villas miseria de la Ciudad de Buenos Aires.

(La nota completa en la edición gráfica de Sudestada Nº 96 - marzo 2011)

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Autor

Lucas Pedulla