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El erotismo según Eduardo Santellán

Paisajes surrealistas

Húmedo y vertical es el nombre del libro que contiene parte del catálogo soñado por un dibujante singular, capaz de desafiar al ojo con las contorsiones de una ilustración en movimiento. Eduardo Santellán, o el mapa erótico de un sueño en blanco y negro.

Dos señoras se paran frente a un kiosco de revistas. Siguen con la mirada todas las tapas nuevas de la semana. Una comenta: "Claro, como si no hubiera suficientes culos y tetas en las revistas como para que ahora también las dibujen". "Qué barbaridad", contesta la otra...

La tapa de la revista no es otra que la mítica Fierro, y el autor de "semejante obscenidad" es el dibujante e ilustrador Eduardo Santellán.

Todas las represiones que funcionan sin darnos tregua durante la vigilia de la mayoría de los adultos parecen descansar un momento durante el sueño y nos deja la posibilidad de que surja lo más inconsciente, sin trabas ni filtros que lo regulen. Pero por fortuna, Santellán parece no haber desarrollado ningún freno inhibitorio y sueña despierto, y, generoso él, nos invita a nosotros a compartir ese sueño por medio de las ilustraciones en este sorprendente libro que lleva el título de Húmedo y vertical.

Asistimos, a lo largo de cada página, a sutiles paisajes oníricos, donde cada pulsión encuentra su curso para aparecernos enrevesadas y en su estado natural con la habilidad de perturbarnos y apasionarnos.

El propio autor nos advierte desde la cita del cineasta Luis Buñuel, que abre las puertas del libro: "Afortunadamente, en algún lugar entre la suerte y el misterio se encuentra la imaginación, lo único que protege nuestra libertad".

Y para desarrollar la imaginación, elige adentrarse en la corriente surrealista, y adopta como método de trabajo, el automatismo psíquico, es decir, desarrollar el reflejo del inconsciente a través del pensamiento libre, la observación minuciosa y la preponderancia del instinto. Desde esa forma de subvertir la realidad, se van conformando casi cadáveres exquisitos que, en lugar de sumar diferentes voces, se construyen con las expresiones nacidas de Santellán, superponiéndose y completándose a la vez.

En ese mundo de sueños, el erotismo ocupa un lugar central. En contraposición de la pornografía, esa idea del cuerpo como carne que nos transmiten desde los grandes medios de comunicación y los programas de horario central, el erotismo sugiere, desplaza, se nutre más de lo que se insinúa que de lo que se muestra. Alejar al cuerpo de lo más palpable es, en cierta forma, correrlo también de su lado más material; así lo concibe Carlos Barbarito, que nos cuenta en su prólogo: "Y el ensueño, donde el espíritu se mueve en un mundo de fantasmagorías en el que seres y cosas adquieren un aspecto imprevisto, es lo opuesto a lo utilitario".

Pero en ese universo onírico reside, a la vez, el espanto, lo terrible, el peligro. Santellán elige animales para que irrumpan las armonías. Así, los sexos, miembros, extremidades, que se retuercen conviven, en esa evocación de caos, con todo lo otro que también existe: ratas, peces, caballos, peces fálicos con ojos desorbitados y moribundos que reflejan la pulsión de vida y de muerte que atraviesa toda esta obra.

(La nota completa en la edición gráfica de Sudestada Nº 93 - Octubre 2010)

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Nadia Fink
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Nadia Fink