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Editorial

Fascistas con micrófono...

Las llamas se lo llevaron todo. Poco a poco. Los dueños eran testigos de un espectáculo de maderas y chapas encendidas, como se acababan esos pequeños refugios donde vivían cientos de familias que no tenían otro lugar donde permanecer sin padecer el desprecio, el rechazo, el desalojo. La ocupación hasta ese momento era exitosa, pero el fuego reemplazó el trabajo sucio de las topadoras y los uniformes. El incendio de las viviendas, ocurrido el 8 de febrero, en la villa "El Cartón", instalada en el barrio de Villa Soldati, tuvo cierto eco en la agenda mediática, que no se privó de mostrar todo un abanico de opiniones.

Veamos cómo reaccionaron los "progresistas". El conductor radial Ari Paluch, en pose de nuevo periodista caritativo que compite con el asistencialismo estatal, invitó en una nota telefónica a un habitante de la villa a charlar al aire a cambio de zapatillas para sus seis hijos. Luego del identikit policial, creyendo conocer a fondo a esta persona sostuvo (textuales palabras): "A vos te voy a ayudar, porque sos un laburante y no sos un chanta. Los demás se arreglarán solos. A todos no se puede ayudar". No, claro. Y remató la entrevista en el aire, cuando cortó con el desesperado habitante (que mientras charlaba con el periodista veía como se seguía consumiendo su vivienda), explicando: "Te voy a ayudar porque vos no sos un resentido"... (¿!!?)

El fascismo impone sus reglas, de a poco, enfrenta a los más necesitados vendiéndoles esperanzas que se desvanecen en horas. Nunca quedó más clara esa certeza que acompaña a la historia argentina: el sistema capitalista es incapaz de dar respuestas mínimas para solucionar problemas de sobrevivencia. Ni los estúpidos al micrófono, sicarios de la pauta oficial y los sobres amistosos, son capaces de esbozar alguna respuesta mínima.

El periodismo europeo tiene una máxima que se ajusta a la perfección al trabajo de sus colegas por estas tierras: los pobres sólo son noticia cuando se mueven o se mueren en masa. A saber, cuando se mueren en masa, es tiempo de condolerse durante algunos minutos antes de la tanda y después de comentar los últimos estrenos en la cartelera porteña. Y cuando se mueven, bueno... cuando se mueven hay que pararlos. Cómo sea. Pero hay que pararlos. A veces ni una cosa ni la otra, entonces el imbécil de turno, frente al micrófono, aprovecha la situación y, ante la duda, mete la cuña fascista. No vaya a ser cosa...

También el Estado, cuando no, aprovecha la volada y se apura para no perder el primer plano de la cámara para el anuncio del famoso plan de vivienda, plan de salvataje, operativo demagogia, más conocido como migaja oportunista para parar la mano.

No vaya a ser cosa que...

Por suerte, todo pasa. Al otro día todos se olvidan de las familias sin techo, y siguen con su dinámica cotidiana. Porque, claro, a fin de mes, puntualmente, los espera con una sonrisa la pauta oficial y los sobres amistosos de empresarios que suelen cobrar con creces los favores concedidos.

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El colectivo de Revista Sudestada esta integrado por Ignacio Portela, Hugo Montero, Walter Marini, Leandro Albani, Martín Latorraca, Pablo Fernández y Repo Bandini.