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Poesía blindada

Mujeres de Kurdistán, poemas de alejandro haddad

Las mujeres-poesías, todas ellas juntas en un libro. Y ese libro, confeccionado palabra por palabra por el escritor y documentalista Alejandro Haddad, no sólo reúne la belleza y la entereza de quienes luchan y resisten, sino que se transforma en una paleta multicolor para mostrar una región del mundo desconocida, o mejor dicho, tapada por el manto de olvido de los poderosos.

Porque las mujeres que aparecen -sintetizadas en una guerrillera- en el libro Gulê Gulîstan. Poemas sobre mujeres kurdas son las que traen a estas tierras del Sur las voces de Medio Oriente, sus dolores y alegrías, la dureza de vivir y la felicidad de lograr el respeto que, entre las mujeres del Kurdistán, se llama libertad y revolución, sin más vueltas.

Escrito desde tierra kurda, pero también con el recuerdo vivo de la resistencia en Santiago del Estero, Italia o Buenos Aires, Haddad deja crecer palabras de amor entreveradas con las dignidad y el dolor de una guerra no querida: la de la guerrilla del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), que desde hace más de 30 años reclama para el pueblo kurdo el territorio que les pertenece.

En el prólogo, el autor define las líneas de sus poemas explicando que Gulê es un nombre, o apodo, que en lengua Kurmanjî Kurdî significa "flor" y "rosa" al mismo tiempo. Y agrega: "Hay Gulê que murieron luchando como Gulê; como verdaderas Gulê, es decir, como 'flores rosas' o 'rosas floridas'". Mientras que Gulîstan, también una palabra Kurmanjî, significa "jardín de rosas". "Podemos acordar -dice Haddad-, si le parece, que en Gulê Gulîstan significa 'mujer-flor luchadora en un jardín de rosas', o 'la flor que lucha por un jardín de rosas', o 'flor de mujer que al luchar siembra un jardín de rosas'".

Y en esa rosa, o en esas rosas con fusiles, se resume la lucha del pueblo kurdo.

Ceylan

Una bomba cayó sobre tu juego pequeña

y una complicidad sobre el periodismo oficial.

Yo vi tus ojos,

así de grandes y

así de hermosos,

en un periódico prohibido.

Leí tu nombre

endulzándome la voz.

Entonces supe de la explosión

en el instante de tu vida.

Quienes matan niñas

son incestuosos cobardes con la muerte.

Luego, encuentran el relajo

hundiéndose a fumar futuros

sobre la gloria de la impunidad.

Pero yo te quiero

aunque exista la distancia de no saberte.

Alguien dijo tu nombre llorado

y me encendió el dolor del espanto.

Tu foto clandestina

despierta miradas

que ya no serán las mismas.

Como este corazón que respira

y estas palabras que te hacen futuro.

Ceylan

Al tiempo no se lo borra de un silencio

ni al recuerdo con la censura.

El espacio de tu vida

queda reservado a la lucha que te sonríe.

Kurmanji

¿Qué hace una anciana toda rota

sentada a la sombra de un árbol

en el mismo parque donde esa niña

juega a que no entiende los días?

Ella y él

¿qué tienen que ver

con esa pareja que no se anima?

Yo me quedo observando

las flores que crecen disimuladas,

el agua que corre estancada,

el sol que despista al invierno.

Mañana será un día de marchas,

las mujeres preparan su sal,

sus tobillos y gargantas,

las fotos de sus hijos y hermanos.

La anciana sigue

y sigue la niña

como si nada.

Pero, ¿qué hace esa piedra en el bolsillo

y esa molotov en la cartera?

¿En qué se parecen el çay,

una Adana y un ayran

a una mujer embarazada?

Se abrazan

Y se besan,

Se dicen sonriendo:

-"Merheba, xçawanî?

-"Ba im, sîpas".

Luego armarán unos cigarros

y se sentarán a charlar sus días.

Mañana alguien quedará en la cárcel

por esa insolencia de hablar Kurmanjî.

(La nota completa en Sudestada N° 133 - octubre de 2014)

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Autor

Leandro Albani