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Marxistas contemporáneos

Silvio Frondizi

No fueron sólo pensadores, sino peregrinos de un camino posible y deseable hacia la revolución. En su recorrido se fueron encontrando, ineludiblemente, con el pensamiento de Marx. Comprendieron que la labor del filósofo alemán no estaba concluida. ¡No podía estarlo nunca! El marxismo concebido como idea viva, como cosmovisión del universo. A lo largo del siglo XX, un siglo de intentonas revolucionarias, revivieron el cuerpo teórico marxista como Frankenstein a su bestia, lo recuperaron de los sepultureros también llamados "ortodoxos", "deterministas", "idealistas" y demás, no sin errores, no sin contradicciones. Sus búsquedas fueron una aventura épica contra la charlatenería y la miseria humana.

Es difícil empezar un relato sobre Silvio Frondizi sin hacerlo por su asesinato a manos de la Triple A. En aquel entonces "el profesor y abogado Frondizi" era un activo militante de los derechos humanos en la Argentina, en particular defendiendo a los miembros de las variadas y diversas organizaciones revolucionarias. Su actividad y su persona eran, además, uno de los puntos de encuentro y unidad, como lo eran también Agustín Tosco y Rodolfo Ortega Peña.

Pero sin restarle importancia a esta última etapa, sin duda su período más prolífico y creador se encuentra en la década de 1950.

Horacio Tarcus cita tres grandes momentos en su trayectoria de vida: 1) liberal consciente de la crisis del liberalismo (hasta 1945); 2) marxista crítico "que postula la revolución socialista y la construcción del sujeto revolucionario" (entre 1945 y 1960); 3) marxista francotirador, "centrado en la actividad docente y la defensa de presos políticos y gremiales" (desde 1961 hasta su asesinato en 1974), pero creemos que esta última caracterización no se acerca mucho a la realidad. El período de mayor fuerza creadora fue el segundo (aunque indisolublemente ligado a los otros dos).

Marxismo crítico

A fines de los años cuarenta, se esfumaba la perspectiva de un socialismo construido democráticamente por los propios trabajadores. El Partido Comunista y el Partido Socialista no sólo abandonaban esa perspectiva, sino que incluso llevaban a los trabajadores de sus filas a una separación hostil con los trabajadores peronistas. El trotskismo y el anarquismo, por su parte, tenían una fuerte impronta dogmática y sectaria, lo que les dificultaba salir de su situación de marginalidad.

De esa manera, se cortaba el hilo rojo entre la revolución rusa y esa actualidad de la revolución socialista, ya que no había fuerzas políticas y culturales que lo sostuvieran. Para salir de este abismo, Frondizi se encaminó, a través del grupo Praxis, al desarrollo de tres postulados:

1) Impulsó una visión antidogmática, crítica de la izquierda tradicional. Así fue forjando un marxismo "de carácter abierto, humanista, utopista, autogestionario, libertario", como él mismo lo definió en 1959. Se apoyó para ello en una actitud rebelde ante las injusticias y la falta de libertad, así como en la reflexión sobre experiencias y lecturas también rebeldes, escritos de Marx que apenas empezaban a circular, Luxemburgo, Lukács, Korsch, Lefebvre, Goldmann, Gramsci, Fromm y muchos otros.

2) Previó una integración mundial capitalista bajo hegemonía yanqui, ante el final de la segunda Guerra Mundial, con plena vigencia de la ley del valor. Se diferenciaba de una visión monopólica del capitalismo, como se interpretaba del Imperialismo etapa superior del capitalismo de Lenin.

3) Caracterizó al peronismo como "la tentativa más importante y la única de realización de la revolución democrático-burguesa en la Argentina, cuyo fracaso se debe a la incapacidad de la burguesía nacional para cumplir con dicha tarea. A través de su desarrollo, el peronismo ha llegado a representar a la burguesía argentina en general. Dicha representación ha sido directa, pero ejercida a través de una acción burocrática que lo independizó parcial y momentáneamente de dicha burguesía (...). Esto nos ha evitado caer en los dos tipos de errores cometidos respecto al peronismo: la idealización de sus posibilidades progresistas, magnificando sus conquistas y disimulando sus fracasos, y, por el otro lado, la crítica negativa y reaccionaria de la 'oposición democrática' que tachó al peronismo de fascismo (...). Al apoyarse en el pueblo, desarrolla la conciencia de clase política del obrero. Creemos que el aspecto positivo fundamental del peronismo está dado por la incorporación de la masa a la vida política activa; en esta forma la liberó psicológicamente".

De conjunto, estos tres elementos hicieron que Praxis ubicara la alienación como problema central para superar por medio de experiencias democráticas de masas.

El grupo Praxis

Silvio Frondizi nació en Corrientes, en una familia liberal y progresista de catorce hermanos. Los tres últimos fueron intelectuales comprometidos con su tiempo: Silvio, Arturo (el presidente desarrollista) y Risieri (considerado el mejor rector en la historia de la UBA). Silvio completó la carrera de Derecho en la UBA y el profesorado de Historia, y luego ganó un concurso para dar cátedra en la Universidad de Tucumán. Tras el golpe de 1943, que intervino la UNT, volvió a Buenos Aires y dio clases en un instituto público no estatal, con un órgano de publicaciones dirigido por Arturo, su hermano. Silvio y su ayudante Marcos Kaplan irán sumando estudiantes a un grupo teórico y político que se llamará primero Acción Democrática Independiente (ADI) y luego Praxis.

Esta trayectoria de vida lo predisponía al marxismo crítico y humanista, aunque desde un sesgo más bien teórico, debido a su distancia con las vivencias de la clase obrera.

Pero el período entre 1955 y 1959 presentaba la posibilidad de encarnación de las ideas de Praxis (que luego agregara las siglas MIR por Movimiento de Izquierda Revolucionario) en las masas populares. Así lo señaló Silvio en 1959: "Creemos que en Latinoamérica están dadas las condiciones para una revolución socialista, pero nos faltan todavía algunas condiciones subjetivas. Claro está que el análisis de esta situación significa resolver el grave problema -tal vez el más grave que enfrenta la revolución socialista en el mundo- sobre las relaciones entre masa, partido y dirección.

(La nota completa en Sudestada N° 133 - octubre de 2014)

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Autor

Leandro Rodríguez