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Música

Luis Salinas: Dicen que me fui del barrio...

Nació en Monte Grande y dio su primer show en la zona sur a más de veinte años de su debut.

Si usted es guitarrista, bajista o baterista y quiere ser músico, no se atreva a escuchar al trío de Luis Salinas porque intentar alcanzar el nivel y sentimiento de estos gigantes es prácticamente imposible. Las doscientas cincuenta personas que colmaron la biblioteca Mentruyt de Lomas de Zamora se dieron el gusto de disfrutar de uno de los mayores espectáculos que hayan pasado por la zona.

Salinas inició el show con los clásicos "Alfonsina y el mar" y "Uno", vestido de traje y en silencio, ante la gran expectativa del público. Una guitarra eléctrica y, por momentos, una criolla fueron acariciadas sutilmente por el músico en las más de dos horas de show. La sección acústica duró un poco más de media hora, donde se intercalaron temas clásicos y los compuestos por Luis en "Sólo guitarra", su último álbum grabado en Estados Unidos.

El silencio de la sala permitió que hasta los mínimos rasguidos que disfrutaba la guitarra sean captados por los espectadores, que ovacionaron al guitarrista en el final de cada canción.

"Venir a Lomas era como ir al centro, le comentaba a mi esposa antes del show. Era el lugar donde uno traía a las chicas para ir al cine y estoy muy contento de poder tocar en el sur que me vio nacer", explicó Luis mientras asentían, identificados, los mayores de la sala.

Minutos después del intervalo, hizo su debut ante el público el trío formado hace pocos meses y dejó paralizados a muchos de los espectadores. La coordinación de diversos ritmos imponía potencia cuando era necesario y ductilidad para dejar volar al público.

En el día del amigo, un lomense conocido del músico se dio el gusto de zapar dos temas junto a Salinas y su trío. El afortunado tocó la armónica en una bossa nova y en otra canción ante los aplausos de la gente.

Quienes presenciamos el show vamos a estar agradecidos infinitamente a Luis Salinas -tal vez el mejor guitarrista argentino-, por regalarnos las melodías que nos permitieron soñar despiertos.

(La nota completa en la edición gráfica de Sudestada N°01)

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Autor

Ignacio Portela